tu pecho en la cocina
las manos afanosas
pican ajo y cebolla
al tiempo que los ojos
—involuntariamente—
reflejan el jardín tras la ventana.
Ciega miras tus manos
y miras el jardín,
al fondo risas
enlatadas
en la televisión.
Otra vez el aceite y miras el jardín,
al fondo risas
enlatadas
en la televisión.
se te ha vuelto a quemar.
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